miércoles, 11 de marzo de 2009

¿Un día internacional para la mujer?



El 08 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, se realizaron muchas ceremonias, el Rector de la Universidad se emocionó y declaró asueto el jueves 05, las organizaciones se afanaron por distinguir a una o más mujeres representativas del país o de la región, una polémica periodista fue distinguida en el Congreso y la congresista propulsora de la moción fue cuestionada tremendamente, se tenía que explicar la diferencia entre “reconocimiento” y “condecoración”; las preguntas eran diversas respecto a la distinción (mejor uso ese término) hecha a la periodista farandulera, al margen de este caso que me parece anecdótico, ¿estamos listos para celebrar el día de uno de los dos únicos géneros de nuestra especie?, para empezar ni siquiera tendríamos que celebrar algo así, porque sino también celebremos el "Día del Varón" (que yo sepa no hay ...).

Si me permites una modesta opinión: No es el momento de celebrar ni conmemorar un día internacional para la mujer, ¿porque? Porque hay mucho trabajo aún por hacer para que la mujer tenga el lugar que nunca debió perder y que Quien la creó le dio en el mismo momento de su aparición entre los seres vivos; cuando la mujer tenga el sitial que le corresponde ya no será necesario celebrar nada o tal vez sí, celebraremos todo lo que tuvo que ocurrir para lograrlo (soñar no cuesta nada, dicen...).

¿Cómo celebrar un día internacional de la mujer, mientras en Afganistán y en Pakistán nuestras congéneres son obligadas a vestirse con la burka, el símbolo más irritante de opresión femenina?, la mujer en esos países, está obligada a usarla y a convertirse en un ser fantasmagórico, que sin palabras "grita" a quien la ve “lo indigna que es de mostrarse tal cual es”.

La burka no es solo un vestido, no, es una pared que aisla y somete a las mujeres a una terrible situación sicológica y física, ellas no pueden ver con claridad nada que no se encuentre a un metro de distancia frente a sus ojos. Produce una visión de "anteojeras", que les hace perder la vista de los ángulos laterales estrechando el campo visual que aparece detrás de las celdas del tejido que se abre a la altura de los ojos, "enrejando" todo lo que pueda alcanzar a percibir. Tal vez, si eres varón, tu óptica masculina no te permita entender a la perfección lo que eso significa para una mujer, curiosas por naturaleza, observadoras, delicadas y detallistas como somos (por lo general), esa prenda es la más insoportable de las aberraciones creadas por sabe Dios qué mente infernal. La burka no solo priva de una vida plena a la mujer sino que también la expone a la muerte, se han reportado muertes por accidentes causados por la poca visibilidad que permite la pequeña apertura que tienen, si la mujer tiene mala visión está condenada a sufrir una caída que podría tener fatales consecuencias.

El periódico inglés "The Times", publicaba en Noviembre de 2001: "...las mujeres afganas sufren un holocausto de género desde que los talibanes asumieron el poder en Afganistán, siendo violentadas, humilladas, cegadas, golpeadas, excluidas, lapidadas..."
A mí me parece que lo más doloroso es que una mujer que usa la burka no puede relacionarse de manera directa con sus propios hijos, no puede mirarlos ni ellos a ella. Sabemos que la mirada de la madre es la primera mirada, la que esperamos que apruebe o desapruebe lo que hacemos o decimos, la que genera seguridad, apoyo, sostén y que es definitivamente un factor muy importante en el desarrollo sicológico del niño; además, no puede tener contacto directo con sus hijos, me refiero a ese tipo de contacto que nos hace sentir que no somos los únicos, el contacto identificador; los últimos estudios han revelado que el contacto con la piel de la madre no sólo refuerza el sistema inmunitario sino también origina sensación de placer y protección.

Sin embargo, debajo de la burka la mirada de la madre no existe. No existe su rostro, su voz se distorsiona y es imposible el contacto con su piel, el niño recuesta su cabeza sobre un paño que le impide fijar tempranamente el rostro de su madre, aunque entre los de su círculo íntimo la mujer no usa la burka, esos momentos son breves e incluso dependiendo del esposo podrían no darse. Tampoco existe para estas mujeres la mirada del hijo al amamantar. No hay vínculo ni sostén a través de este soporte básico y constituyente de un Otro. Todos sabemos lo que una mirada puede significar para un ser humano sea este niño, adulto o anciano. No hay mirada, no hay contacto. No hay vida plena.

Es muy probable, de acuerdo a hipótesis planteadas por distintos sicólogos, que esa carencia en el desarrollo de las niñas y niños de madres-burka afecte su personalidad y lo marque en búsqueda de identidad, de aprobación, de ser “alguien” y que sea uno de los más importantes motivadores de la conducta suicida que caracteriza a los “mártires” que se inmolan “en el nombre de Alá”, como si buscaran a costa de miles de muertes y de la suya propia la mirada de aprobación que no pudieron hallar cuando más la necesitaban.

Después de este “desahogo” me permito concluir que lo más importante es no solo reconocer la valía de la mujer sino también del varón, ambos creados por el mismo Dios pleno de amor, Quien los hizo libres, distintos pero complementarios, y evitar a toda costa otro tipo de burkas que igualmente pueden quitarnos la visión. Gracias por tu paciencia en leerme.

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