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Queridos amigos, un 28 de julio más pasa por nosotros. Los que nacimos en esta tierra bendecida por sus maravillas naturales, por su megabiodiversidad, por la calidez de su gente, damos gracias a Dios porque hace 188 años un hombre infló sus pulmones con el grito libertario. "EL PERÚ DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE ¡VIVA LA PATRIA!", lo dijo con la convicción que solo los grandes hombres son capaces de tener, sabiendo que la libertad aún no había sido consumada, llamó lo que no era como lo que tendría que ser, no sé si lo sabía pero estaba obrando por fe, su nombre: José de San Martín, nacido en Yapeyú (Argentina).
Muchas veces me he preguntado qué movió a estos hombres que fueron capaces de dejar sus cómodas posiciones para atravesar montañas, pasar frío y hambre, seguramente vivir a "salto de mata" y buscar con precio de sus vidas y la de sus valientes soldados la libertad de los pueblos oprimidos por los conquistadores. Y también muchas veces he pensado que el sacrificio cruento de quienes lograron nuestra emancipación es mal apreciado cuando un mal peruano se envuelve en orgías de corrupción y expande su mal ejemplo peor que la temida epidemia de influenza A H1N1, porque para esa desarrollamos inmunidad pero para la corrupción no hay vacuna que valga si no se tiene conciencia del daño histórico que se le viene causando a la patria.
Han transcurrido largos 188 años y el Perú no ha logrado elevarse como el país que lideró el desarrollo de las naciones del pasado por lo cual conserva una historia brillante, digna de admiración y respeto entre las más grandes culturas del mundo antiguo. Nuestra historia republicana está plagada de "faenones", de ladrones de cuello blanco y corbata, de gobernantes mediocres cuando no miserables, de Fujimoris que encubren traidores a la patria porque "de no haberlo hecho así estaría en peligro la democracia".
Menos mal que al querer recordar buenos ejemplos de patriotismo y amor a la blanquiroja tenemos algunos que nos endulzan los recuerdos con creces: Francisco Bolognesi y Miguel Grau, héroes que dieron su vida por amor al Perú.
Si hacemos un balance, llegaremos con seguridad a descorazonarnos, no hablo del balance macroeconómico, ni de los avances de infraestructura (caminos, hospitales o colegios) sino del balance en la moralidad que debió ir in crescendo pero que lamentablemente solo nos deja una sociedad de sicarios, de homosexuales asesinados sin compasión alguna, de individuos ambiciosos que medran con el trabajo ajeno, de frivolidades mediáticas que llenan páginas porque un abuelo setentón engendró un hijo (¿y a quién le importa? me pregunto), de ministros de estado incapaces de reconocer sus errores, de caudillos que aprovechan la desilusión social para granjearse futuros votantes.
Disculpen amigos si los atosigo con estos pensamientos que dejo fluir por mis dedos, pero siento que si no hacemos algo desde nuestros puestos de trabajo estaremos exponiendo más a ésta y a otras generaciones a no tener un referente al cual imitar.
Después de un análisis elemental y sin mucha dificultad llegamos a una conclusión: El problema es estructural, José Matos Mar un connotado antropólogo enunció una gran verdad: “Los gobiernos no han afrontado el gran problema estructural heredado al fundarse la República”.
Mañana, estoy segura, volveremos a escuchar un discurso demagogo, sin medidas que realmente logren arrancar a esa gran masa humana que se encuentra sobreviviendo en la pobreza extrema, nos hablarán de los millones de celulares que hay en el país como si eso fuese un indicador de desarrollo tecnológico y científico, no habrá NADA sobre cómo lograr que la educación- soporte del desarrollo de TODOS los países del primer mundo- sea, no solo accesible a todos, sino de buena calidad, si me equivoco (y no saben cómo quisiera estar equivocada en esta ocasión) solo tienen que escribirme a lalzamorag@gmail.com y llamarme la atención.
La gran pregunta es: ¿Cómo cambiar las estructuras?, y si se sabe cómo cambiarlas ... ¿Cómo aplicar los cambios sin tener personas cambiadas?, ¿Qué hace falta para cambiar la cosmovisión de las personas?, la respuesta es sencilla: Educación de calidad, con valores, con maestros consecuentes con lo que enseñan, con políticos verdaderos no con fantoches que juegan a la democracia: Riscos que saltaron de un partido rojo a otro verde (por los dólares), seudonacionalistas que se parapetan en el hemiciclo y hoy se dicen "injustamente sancionados", la lista es larga y la paciencia se hace corta.
Felizmente, alcanzar algo de homogeneidad en nuestra nacionalidad parece cada vez más cerca, un fenómeno social se está instalando en nuestro país, solo basta con revisar quienes ocupan los primeros puestos en los exámenes de ingreso de nuestras principales universidades, quiénes alcanzan los primeros puestos en las Escuelas Académicas y en la promociones de egresados para darnos cuenta que tal vez esa dignidad inca- cual ave fénix- esté genéticamente renaciendo entre nosotros. Un ciberabrazo fraterno a cada uno de ustedes. Que “Dios, que es peruano”, nos ayude a esperar que uno de estos dignos hijos del pueblo, lleguen algún día al poder y gobiernen con justicia y equidad.
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