jueves, 24 de diciembre de 2009

Una Pregunta de Navidad

Muy apreciados amigos:
Que en esta Navidad puedan disfrutar de la presencia de Dios.

Recuerden: No hay Navidad sin Jesús. Comparto con ustedes el Sermón Nº 291, Predicado la mañana del Domingo 25 de Diciembre, de 1859, por Charles Haddon Spurgeon en Exeter Hall, Strand, Londres, fue muy edificante para mí, espero que para tí también lo sea.
"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado." Isaías 9: 6. (Profecía cumplida en Lucas 2:11)
En otras ocasiones he explicado la parte principal de este versículo: "y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte". Si Dios me lo permite, en alguna futura ocasión espero predicar sobre los otros títulos, "Padre eterno, Príncipe de paz". Pero esta mañana, la porción en la que pondremos nuestra atención es esta: "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado". La frase es doble, pero no contiene ninguna tautología. El lector cuidadoso pronto descubrirá una distinción; y es una distinción que muestra una diferencia. "Porque un niño nos es nacido, Hijo nos es dado". Como Jesucristo fue un niño en Su naturaleza humana, es nacido engendrado por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María. Nació tan verdaderamente siendo un niño, como cualquier otro hombre que haya vivido sobre la faz de la tierra. Él es entonces en Su humanidad, un niño nacido. Pero como Jesucristo es el Hijo de Dios, no es nacido, sino dado, engendrado por Su Padre desde antes de todos los mundos, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre. La doctrina de la eterna condición de Hijo de Cristo, debe recibirse como una verdad indudable de nuestra doctrina. Pero en cuanto a dar una explicación de ello, ningún hombre debería aventurarse a hacerlo, pues permanece en medio de las cosas profundas de Dios: en verdad es uno de esos solemnes misterios que los ángeles no se atreven a mirar ni desean escudriñar. Un misterio que no debemos intentar examinar a fondo, pues está totalmente fuera del entendimiento de cualquier ser finito. Lo mismo podría un mosquito intentar beberse el océano, que una criatura finita tratara de comprender al Dios Eterno. Un Dios que pudiésemos comprender no sería Dios. Si nosotros pudiéramos asirle, no podría ser infinito: si pudiéramos entenderlo, entonces no sería divino. Por tanto yo digo que Jesucristo, como un Hijo, no nos es nacido, sino dado. Él es una dádiva que se nos concede, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha enviado a su Hijo unigénito al mundo". Él no nació en este mundo como Hijo de Dios, sino que fue enviado, o fue dado, de tal forma que ustedes pueden percibir que la distinción es muy sugerente y nos transmite verdad en grandes cantidades. "Porque un niño nos es nacido, Hijo nos es dado".
Te invito a leer el Sermón completo en: http://www.spurgeon.com.mx/sermon291.html

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