viernes, 5 de marzo de 2010

El precio de la libertad

Después de muchas semanas puedo sentarme a escribir y aún siento ese nudo en la garganta que me impide continuar con fluidez, justo cuando estaba entusiasmada con un tema para este blog que tan amablemente lees, el 12 de enero, se produjo el terremoto en Haití, pero ¿qué tiene de más o de menos que haya ocurrido un terremoto en Haití? Mucho, Haití es un país vergonzosamente pobre, sí, vergonzosamente pobre. Aunque hay gente que piensa que no hay que avergonzarse de ser pobre, y puede tener razón, si la pobreza no es tan ofensiva y no está cargada de las inevitables plagas que la acompañan, la pobreza es un memorandum permanente que nos enrostra males como: inequidad, injusticia social, abuso de poder, etc, etc consecuencias típicas del actuar humano en contra de su prójimo. Y Haití es eso, un país pobre, con niveles de salubridad prácticamente inexistentes que lo hace epidemiológicamente importante, una cita bibliográfica infaltable, es un referente de calamidades causadas por agentes causantes casi de todas las enfermedades.
Es en Haití que se llevan a cabo los “Grants” que científicos de países industrializados ejecutan para evaluar por ejemplo, la relación entre la desnutrición y la inmunidad, no hay mejor muestra estadística que Haití, la población es casi homogénea; es en Haití que se prueban las vacunas, casi sin problemas legales, su estado prácticamente colapsado se puso en evidencia poco después del terremoto, nadie sabía dónde estaba el presidente o los ministros de estado. El terremoto produjo aproximadamente 230,000 muertes y tal vez sean más porque hay cientos de desaparecidos, pero es también en Haití que después de 28 días se logró rescatar a Muncie, un joven de 28 años, le encontraron demacrado, malnutrido, con úlceras en ambos pies. Muncié es como el anuncio de fuerza y resistencia de un país que ha sufrido el embargo y está pagando muy caro el precio de su libertad.
Sin embargo, Haití fue el primer país independiente de América Latina, tuvo la primera revolución exitosa de esclavos, fue la principal colonia francesa en el siglo XVIII, en 1780 exportaba el 60% del café y el 40% del azúcar que se consumía en Europa, pero la explotación intensiva de los esclavos -el promedio de vida de un esclavo era de 21 años- creó las condiciones para una violenta revolución en 1804. Un ejemplo de la opresión del hombre por el hombre, en el que primaba el color de la piel. Pero la independencia le costó el desprecio y el bloqueo de todas las naciones del mundo, por el hecho que se liberó a los esclavos y esto fue considerado como un “mal ejemplo”, como si la libertad tuviera color. El hombre fue creado para ser libre y luchará por su libertad cueste lo que cueste, lo lamentable es que su opresor sea otro hombre.
Para salir del aislamiento económico internacional Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización de 150 millones de francos, cuando en esa época su presupuesto alcanzaba a unos 2 millones de francos. Haití pagó 90 millones de francos de oro a Francia. Los historiadores dicen que ese dinero que Francia extrajo de Haití jugó un papel determinante en la consiguiente caída del país hacia la pobreza y el subdesarrollo, aunque la indemnización fue redimida en 1938, de nada le sirvió porque al cumplir 200 años de independencia en 2004 el precio que tuvo que pagar por su libertad había hecho estragos en su incipiente economía, el país estaba atrapado en una espiral de deuda, producto de los préstamos onerosos en los que tuvo que incurrir para cumplir con ese y otros compromisos.
En 2008, Haití fue afectado por cuatro tormentas tropicales. Otro de los récords de Haití es su nivel de deforestación, que alcanza al 98% del territorio y constituye uno de los factores que magnifica el impacto de desastres naturales como huracanes, deslaves e inundaciones.
La deforestación empezó con la explotación intensiva de los recursos durante la colonia, pero fue agravada por otros factores históricos posteriores a la revolución.
"En Haití se implementó una especie de minifundismo, que comenzó con una enorme distribución de tierras, el primer intento de reforma agraria experimentado en América Latina. Pero esta distribución en pequeñísimas parcelas resultó, en el marco de lo que es la economía capitalista, contraproducente para el desarrollo económico, por otro lado, las tierras productivas son mucho más reducidas en Haití, que tiene un territorio más agreste y montañoso. En República Dominica es todo lo contrario, tiene valles importantísimos con una fertilidad increíble", dice el historiador haitiano Franklin Franco. Además, la dirección de los vientos hace que llueva más en la parte dominicana y la mayor parte de los ríos también corren hacia el lado oriental de la isla.
El dictador Francois Duvalier gobernó el país de 1957 hasta su muerte en 1971. Su hijo, Jean Claude lo sucedió en el poder hasta 1986, ambos regímenes opresores constituyen también factores importantes que han enmarcado en la pobreza extrema a este azotado país. Para los Duvalier así como para muchos malos gobernantes, mantener a la gente atrasada y sin acceso a educación es una forma de asegurar su diabólico control sobre las masas. Uno de los pocos recursos con los que contaba Haití era el turismo, bien desarrollado en los 70s, pero para variar, después del derrocamiento de Aristide a principios de los 90s, Estados Unidos impuso a Haití un embargo que terminó con este sector.
Un país con gente que apreció su dignidad, por la cual luchó y sigue luchando merece ser asistido por la comunidad internacional, no solo ahora que ha sido declarada por su presidente como una nación que debe ser refundada, sino después Haití, necesita un plan de desarrollo financiado por los países que en primer lugar se sirvieron de él y en segundo lugar por los que entienden que tener un país hermano en esas condiciones es una afrenta al Creador.

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