domingo, 11 de enero de 2009

"¡Devuélveme mi riñón!"



Cuando pensamos que ya vimos de todo, que ya nada nos puede sorprender, surge algo que nos hace tomar conciencia que la especie humana es impredecible, increíblemente impredecible. Hace unos días me sorprendió (casi me atoro) una noticia, pasé de la sorpresa a la reflexión. En los Estados Unidos, un médico divorciado reclamaba su riñón a su ex esposa, él es Richard Batista, cirujano en Long Island, quien dice haber donado uno de sus riñones a su esposa Dawell Batista hace ocho años y que ella se lo agradeció engañándolo y luego pidiéndole el divorcio. Los divorciados a causa de la infidelidad de sus ex esposas han hecho rápidamente causa común con Batista, "No importa el corazón destrozado", dijo un divorciado neoyorquino, "pero que le devuelva su riñón!", o sea la ingrata no solo le destrozó el corazón sino que también se llevó su riñon, literalmente. El código civil no preve este tipo de situaciones, así que el planteamiento legal deberá ser inteligente a fin de ganar el litigio.

Richard Batista, salvó la vida de su ex esposa puesto que había tenido dos transplantes infructuosos y él fue su mejor y tal vez única alternativa como donante, una de las razones (se entiende que aparte de amarla) fue salvar su matrimonio, solo pudo mantenerlo cuatro años más después del transplante. El abogado de Batista quiere que el riñón sea devuelto a su cliente o que sea indemnizado con 1,5 millón de dólares, según informaron el New York Post y el Daily News. Batista indica que la relación de su ex mujer con otro hombre "me rompió y me sigue rompiendo el corazón", lo cual se agrava puesto que ella desde hace ocho meses le impide ver a sus tres hijas, escribe el Daily News.

"En teoría pedimos que el riñón del cliente sea devuelto", dijo el abogado de Batista a un diario local, "pero por supuesto no es el riñón lo que reclama sino su valor", pregunto: ¿tiene precio la traición?, el dolor experimentado por este buen hombre debe ser tal que la mejor forma que encuentra para vengarse es reclamar su riñón. Muchos en estas circunstancias se han quedado sin corazón y no hay forma de entablarle un juicio a la fulana que tan cruelmente los despojó. Había escuchado esos valses que piden que se les devuelva el rosario de su madre y su amor para matarlo, pero nunca oí nada como "devuélveme mi riñón", por eso te digo, el mundo está cada vez más loco.

Otro dato que hace interesante esta impresionante historia es que Richard y Dawnell se casaron en 1990 y habitaban en una lujosa residencia con valor de un millón de dólares, una prueba más que la verdadera felicidad no depende de los bienes materiales sino de los valores que sustentan una relación.

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