sábado, 19 de julio de 2008

Cuando la patria duele

El Perú es un país pluricultural, desde el punto de vista genético es un ejemplo ideal de hibridismo, la sociedad peruana es una muestra de contradicciones: los comedores populares son ejemplo de práctica comunitaria, mientras que el elitismo empresarial es una muestra de práctica liberal, las mezclas son tan abrumadoras que es difícil establecer las diferencias, muchos piensan que tienen derecho a todo, otro tanto está seguro que tiene derecho solo a lo que la ley le asigna y a lo que ha logrado con su trabajo. La contraposición de conceptos hace difícil el entendimiento y es una fuente permanente de conflicto. Para no distanciarnos de la vida cotidiana, basta con arriesgarse trasladándose por la Av. Arequipa (te recomiendo tomar media taza de agua de azahar antes de hacerlo), unos creen que la obra debe hacerse si o si, y la gente (sufrida, cuando no) se enfurece (con razón) porque a todas luces, a los otros no les interesa que ellos se perjudiquen. La cultura del diálogo es la gran ausente, se teme el intercambio de ideas, se evaden responsabilidades, se compromete la palabra de manera irresponsable; en ese contexto es imprescindible construir una cultura con denominadores comunes, con objetivos comunes, recuperar el respeto a las normas, la confianza en las personas, hacer que el orden se imponga al desorden irritante, y contribuir a que nuestra sociedad supere la anomia en la que lenta e inevitablemente se ha sumergido, debemos entender y aceptar que las leyes están para ser cumplidas, que la institucionalidad es la única salvaguarda de nuestra supervivencia como país. Es cierto que hay personas que creen que son la ley, que toman por la fuerza y atropellan al débil, que abusan de su autoridad, que practican la “cultura del vivo” y se burlan de quien respeta la ley y cree en la institucionalidad, pero debemos resistirnos a caer en ese remolino indolente; por experiencia propia, sé lo que eso significa: esperar mucho tiempo para que se cumpla la norma o el reglamento o arriesgarse a que el expediente desaparezca en el camino; sin embargo, confío en la bienaventuranza: quienes tenemos hambre y sed de justicia seremos saciados, tendremos satisfacción tarde o temprano; por eso, mientras la ley te ampare y tú cumplas tus deberes, no debes permitir que se quebranten tus derechos, no solo por ti sino por que así estarás evitando que alguien más sea afectado después de ti, y no olvides: no es necesario agredir para demostrar que tienes la razón. Cuando una sociedad es relativamente homogénea, sin contrastes traumatizantes, los individuos que la constituyen invierten sus energías en actividades verdaderamente productivas, se encuentran motivadas para contribuir con el bienestar ajeno porque es más fácil comparar y darse cuenta que otros no tienen lo que ellos disfrutan: alimentación, salud e incluso distracción, de esa forma se evita que surjan grupos resentidos que lucharán por poseer el poder y que sin duda de alcanzarlo, tomarán venganza del antecesor. Por ende, en una sociedad plagada de injusticias el peligro de establecer un círculo vicioso cada vez más compacto, asfixiante, es permanente y trunca cualquier posibilidad de desarrollo. La sociedad peruana sufre y quien está consciente de su pertenencia a ella, sufre también; pero como la esperanza es lo último que se pierde, confiemos en que el verdadero proceso de descentralización favorecido por la autonomía presupuestal de la regiones, permita empezar a avanzar por el camino del desarrollo a partir de los núcleos regionales. En el caso de la educación universitaria, se empiezan a apreciar pequeños frutos, se están presentando proyectos para el equipamiento y la provisión de infraestructura adecuada. Tenemos frente a nosotros un gran reto: Practicar una política de solidaridad aportando conocimiento, trabajo, capital, etc. En lo personal es una satisfacción asesorar la tesis doctoral de un docente de la Universidad de Huamanga, haber logrado que analice los problemas de su entorno y haberle convencido que su investigación debe estar orientada a contribuir con el desarrollo de su región, sé que es muy, muy poco, pero me anima el pensar que el mar está hecho de trillones de moléculas de agua y que cada una es importante. Solo si tenemos objetivos comunes podremos contribuir desde nuestra posición, cualquiera que esta sea, a mitigar uno de los problemas de fondo de nuestro país: la extrema pobreza. Negándole nutrientes a la corrupción evitaremos el surgimiento de extremistas tanto de izquierda como de derecha y podremos lograr el tan anhelado "justo medio", sé que para muchos esto que escribo no pasa de ser romanticismo, entonces me confieso irremediablemente romántica.
Próximos a celebrar un año más de la proclamación de nuestra independencia, a tí y a mí, que decidimos quedarnos en nuestra tierra nos duele la patria porque miles de peruanos siguen sin disfrutar plenamente de su libertad, millones siguen esperando un mañana mejor, miles se cansaron de esperar, hicieron sus maletas y se marcharon para seguir sufriendo la patria a la distancia, pagando un precio muy alto por su prosperidad. De cualquier manera ... te amo Perú. A pesar de todo, el mundo es maravilloso.

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