sábado, 12 de julio de 2008

EL SECUESTRO NO TERMINA RECUPERANDO LA LIBERTAD



Después de habernos alegrado por la liberación de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, es inevitable entristecernos por la noticia de su posible divorcio, la noticia recorrió el mundo casi con la misma velocidad que la de su liberación. Los sicoanalistas no están sorprendidos y explican que esta es una evidencia del trauma que sucede al secuestro. Lucía Nieto, es una sicóloga de la Fundación País Libre, una organización que presta asistencia a más de 5,000 familias víctimas del secuestro en los últimos 15 años en Colombia. La sicóloga explica que, según varios ex secuestrados, el reencuentro con la familia "es una etapa diferente, pero tan difícil como el cautiverio". Es importante considerar que el ex secuestrado, además, ha sufrido afectaciones emocionales durante el cautiverio. Lucía Nieto señala que una víctima de secuestro ha tenido "pérdida de confianza, de seguridad en las relaciones, en sí mismo, temores constantes de repetir el evento, pérdida de alegría, de valores y del significado de las cosas". La descripción hecha, es muy similar a la que experimenta una persona divorciada y es completamente comprensible ya que, en buena cuenta, quien sufre un secuestro ha sido forzado a “divorciarse” de su realidad.

Es importante, explica la experta, que las familias de los ex secuestrados entiendan sintomatologías, como "ciertos niveles de irritabilidad, deseos de aislamiento, de mucha conversación o miedo a la soledad". Por lo tanto, no debería extrañarnos que la ex rehén de las FARC haya tenido un “frío” trato con su actual esposo, Juan Carlos Lecompte. A lo descrito le debemos agregar la mala relación del publicista con Yolanda Pulecio y Astrid Betancourt, madre y hermana de Ingrid, la madre (típica suegra) en las comunicaciones que sostenía con Ingrid no lo mencionaba, le decía que él la había desilusionado, además, según refirió Lecompte al diario El Tiempo de Colombia, le inventaron relaciones sentimentales, que se vio precisado a aclarar ante los hijos de Ingrid.
Juan Carlos Lecompte recordó que desde enero de 1997 tiene una relación sentimental con Ingrid Betancourt y que desde hace ocho años están casados, de los cuales ella duró más de seis secuestrada.

Al ser liberada, luego de seis años de cautiverio, se re-encontró con Juan Carlos, todo el mundo, incluso él, esperaba un largo abrazo … que al menos en ese momento, no se produjo. Entonces las especulaciones sobre su divorcio empezaron a recorrer los principales noticieros del mundo; al respecto, Lecompte ha declarado a diversos medios que sí hubo un largo abrazo, pero en privado (y yo me pregunto: los periodistas, ¿tienen derecho a saberlo todo?).
En esa circunstancia, el segundo esposo de Ingrid Bentacourt se mostró tranquilo y aseguró que "el amor también es ver feliz a tu pareja aunque no esté contigo. Anoche me dijo que dormía con sus hijos uno a cada lado, y que se levantaba por la noche y los besaba". "Ver a Ingrid feliz al lado de sus hijos es mi felicidad. Una escena divina que me voy a llevar hasta la tumba es cuando subimos al avión y ellos se encontraron. Ese beso y abrazo con llanto que se dieron los tres es una de las cosas más impresionantemente lindas".

El sabio Salomón escribió: “Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del sol, tiene su hora … tiempo de destruir y tiempo de edificar”, para ella y para muchos que pasan situaciones similares, el tiempo de destruir pasó, este es el tiempo de edificar. Para edificar algo duradero es necesario el tiempo, cosa que Juan Carlos está dispuesto a dárselo: "Mientras ella se organiza, se pone al día, hay que darle tiempo a las cosas. Si ya la esperé seis años y medio". Esta es una persona que, a juzgar por los hechos, tiene muy claras las cosas, es madura y comprensiva, incluso estuvo presente junto al padre de los dos hijos de Ingrid, ella se fue a Francia con este y sus dos hijos (fíjate, fíjate, como diría la Chilindrina).

Al igual que tú, espero que la vida de Ingrid; de la recientemente liberada ex congresista Consuelo González de Perdomo, quien perdió a su esposo, Jairo Perdomo, dos años después que ella fuera raptada por las FARC, y la de tantas personas que han soportado traumas que se relacionan con pérdidas de cualquier índole, sean restauradas por completo. Es muy conocida la frase: “El tiempo, cura todas las heridas”, pero creo que el tiempo puede ayudar, quien en verdad puede curar es el amor, si tienes fe en Dios, eso es mucho mejor.

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